martes, 31 de mayo de 2011

"LOS EFECTOS DEL ESTRÉS LABORAL"

El estrés laboral se ha transformando en un problema social que debe preocupar a las autoridades y empleadores, al convertirse en un agente que está deteriorando la salud de los trabajadores, lo cual está repercutiendo en sus vidas diarias y la productividad de las empresas en las que se desempeñan.
Así lo sostiene el académico español Pedro Gil-Monte, sicólogo y académico del Departamento de Sicología Social de la Universidad de Valencia, España, quien ofreció la conferencia “Riesgos psicosociales en las organizaciones” en el marco del VI Ciclo de Conferencias “Actualizaciones para el Management”, organizada por la Universidad de Viña del Mar junto a la Sofofa y Asiva.
El experto agregó que al no atacar con prontitud estos problemas, mejorándose la calidad de vida laboral del trabajador, éste puede caer en un proceso de desgaste progresivo provocado por un creciente estrés laboral, que en algunos casos puede desembocar en el “síndrome de quemarse por el trabajo”, conocido como “Burn out”, al que definió como “un estado de agotamiento físico, emocional y mental, causado por el involucrarse en situaciones emocionalmente demandantes, durante un tiempo prolongado”.
En ese marco, comentó Pedro Gil-Monte, la fuerte competitividad e inseguridad que rigen en el ámbito laboral, las exigencias del medio, los cambios trascendentales en los enfoques de la vida y las costumbres, condicionan un ritmo vertiginoso, que genera angustia, agotamiento emocional, trastornos en los ritmos de alimentación, actividad física y descanso, con dolencias físicas, psíquicas y factores de riesgo que ponen en jaque a la salud de los individuos del nuevo milenio.
Esta afección afecta sobre todo a los trabajadores del área de los servicios, en especial profesiones con un fuerte contacto con las personas y que en varios países han visto disminuir su libertad, expectativas e incluso consideración pública, como las del área salud (enfermería, medicina) y seguridad pública (policía y gendarmería).
Considerando esto, la vocación por el trabajo puede ser un arma de doble filo: por un lado brinda satisfacción si se crece profesionalmente, pero también puede ocasionar desilusión y apatía si la propia tarea es percibida como intrascendente y no se cumplen las expectativas cifradas. Así, las fuertes presiones a que se ven expuestos muchos profesionales, cuyas caras más visibles son el empeoramiento de las condiciones laborales, la caída salarial, el aumento de las exigencias por parte de las instituciones sin la retribución y la falta de expectativas de solución, se manifiestan a través de vivencias de vacío existencial y estrés prolongado que van minando las defensas y debilitando la respuesta ante estos males.



En este último caso, el estrés crónico puede producir algunos síntomas como resistencia a concurrir al trabajo, culpa y pérdida de la autoestima, miradas frecuentes al reloj, pérdida del interés e indiferencia, insomnio, dolores de cabeza, problemas conyugales y familiares, entre otros. Cuando varias de estas señales se combinan, hay que replantearse la forma de trabajar, llegándose incluso a la necesidad de analizar la extensión de la jornada y la relación con pares y superiores..

Como superar los riesgos laborales

Los riesgos psicosociales y sus efectos pueden ser prevenidos con un fuerte compromiso. Así, recomienda Gil-Monte, se debe apuntar a mejorar la formación, promoviendo la presencia de jefes que motiven a sus empleados y que sean buenos conformadores de equipos. Por otro lado, se debe alentar la participación de los trabajadores en las decisiones, por lo menos en los niveles que les correspondan; ofrecer apoyo social en el trabajo; apoyar el desarrollo de habilidades sociales; invertir económicamente en prevención, que al final siempre resultará una inversión rentable para las empresas (siempre es mejor que la pérdida de varios días por licencia médica). Finalmente, siempre es necesario considera la acción del Estado, mediante la dictación de normativas referidas a la prevención de riesgos laborales y la fiscalización del cumplimiento de estas normas.
“No olvidemos que debemos fomentar el cambio de patrones culturales para inculcar la necesidad de prevenir y superar los riesgos laborales. Estos redunda en trabajadores contentos, seguros y sin amenazas a su salud, que en definitiva rendirán más”, concluye el experto español.


24/07/2007
Períodico Americano. "La Segunda".

"AUMENTA EL ESTRÉS LABORAL DE LOS ESPAÑOLES POR EL MIEDO POR EL MIEDO A PERDER EL EMPLEO"

El miedo a perder el trabajo y engrosar las listas del paro provoca que el 28% de los españoles admita que su empleo le genera estrés y ansiedad, un 4% más que hace un daño, según un estudio elaborado por la empresa de trabajo temporal Randstad.
El estudio indica que un 58% de los trabajadores reconoce que el trabajo afecta a su salud, de los cuales un 30% asegura que esta percepción se produce a menudo, con lo que un 6% más de los españoles vincula su estado de salud directamente al desempeño diario de su empleo.
No obstante, un 21% de los trabajadores encuestados por Randstad afirma que consiguen evadirse y dice no ver alterada su vida diaria por el trabajo, en tanto que un 21% incluso asegura que no le afecta nunca. De hecho, esta cifra no registra ninguna variación respecto a los resultados del mismo informe en 2010.

Aumenta el 'presentismo'

De forma paralela a este aumento del estrés, también se genera el proceso conocido como 'presentismo', esto es, mayor presencia en el puesto de trabajo pese a que no se traduce en un incremento de la productividad. Según la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT), durante el ejercicio pasado la Seguridad Social registró un 40% menos de bajas laborales ante el miedo a formar parte de los recortes de plantilla.
Por ello, la empresa de trabajo temporal recomienda marcarse objetivos "realistas" en el trabajo para garantizar una correcta sintonía entre salud y vida profesional, así como mantener una comunicación fluida con sus jefes. Para las empresas, Randstad pide definir los roles de cada miembro de la compañía y desarrollar una "adecuada" política de conciliación de la vida laboral y personal de los empleados.

21/03/2011
El Economista/Empleo.

"ESTRÉS LABORAL"

La obra de José Mª Martínez Selva describe los distintos tipos de estrés laboral que pueden darse en la empresa y cómo abordarlos. Generalmente están desencadenados por los retos internos y externos a los que se enfrentan las empresas hoy en día, como la gran competencia, la reducción de costes y plantilla, fusiones, cambios en la cultura corporativa, la productividad y las crisis económicas, entre otros.
Se expone, desde un punto de vista científico pero accesible, qué es el estrés, cuáles son sus consecuencias psicológicas y fisiológicas y los daños que causa a la salud. De todas formas, Martínez Selva reconoce que  “los propios psicólogos no nos ponemos de acuerdo en definir qué es el estrés. Es difícil de evaluar y de medir, debido a su naturaleza subjetiva. Especialmente, hay problemas para determinar si un trastorno psicológico se debe o no al estrés”.
Igualmente se detallan los tratamientos generales para abordar el estrés. Se distinguen, por separado, los principales tipos y situaciones de estrés laboral. En la obra también se tratan otro tipo de situaciones que no corresponden exactamente al estrés: síndrome del quemado (burn out), fatiga crónica, acoso sexual, acoso laboral o moral (mobbing), estrés tecnológico, síndrome de estrés postvacacional, conflictos en el trabajo, desempleo y estrés, etc. Ahora bien, el autor advierte que “todos los trastornos psicológicos no se deben al estrés, ya que pueden derivar de la personalidad o de experiencias previas. Todas las personas estresadas no desarrollan trastornos o enfermedades: todos poseemos recursos y mecanismos de protección, que nos pueden proteger con mayor o menor éxito del estrés”. Y añade: “Puede darse un abuso en atribuir al estrés la culpa de trastornos psicológicos variados. De hecho está incluso “bien visto” quejarse de estrés, ya que tiene connotaciones más positivas que otros trastornos como la depresión”.
Al contrario que otros títulos de estas características este libro no sólo trata el tema del mobbing sino que trata otros tipos de estrés en la empresa. El objetivo de la obra es doble: por una parte aliviar o ahorrar sufrimientos al empleado y, por otra, evitar o atenuar las repercusiones del absentismo o de la pérdida de motivación en el curso de las actividades de la empresa. También se analizan en el libro los aspectos legales que se derivan de estas situaciones, como son los que acompañan a la incorporación de nuevos supuestos en los que puede reclamarse una indemnización, o las nuevas tipificaciones legales que pueden ser perseguidas por la jurisdicción penal.
Evitar caer en una situación de estrés es importante, en la medida que se pueden ahorrar muchas consecuencias negativas, tanto para el empleado como para la empresa. “Baja el rendimiento laboral. El trabajo se vuelve ineficaz y poco productivo, con descenso en su calidad. Arrecian las bajas laborales, el absentismo, la rotación no deseada, aumentan las quejas de los trabajadores, los conflictos interpersonales, se deteriora el clima laboral, aumenta la insatisfacción con el trabajo, la desmotivación y se pierde el compromiso con el proyecto empresarial. Muchos de estos factores acarrean pérdidas económicas a la empresa que pueden llegar a ser importantes: bajas laborales y su sustitución, rotación del personal, gastos de nueva contratación, incluyendo la selección y formación del personal”.
Para poder evitar este tipo de situaciones es importante conocer su origen. Los factores desencadenantes del estrés en el mundo del trabajo son, según el autor:
Condiciones físicas: acústicas, térmicas, posturales, espacio, iluminación, ventilación. Distribución y organización temporal del trabajo: duración, fechas tope, velocidad, trabajar contrarreloj. Carga de trabajo, por exceso o por defecto, ya que también existe el estrés por aburrimiento. Nivel ocupacional: subempleo, conflicto o indefinición de roles sin saber bien qué se espera de uno, o por exceso o falta de responsabilidades. Conflictos con los compañeros o con el superior inmediato, falta de comunicación con ellos. Problemas en la estructura de la empresa o relacionados con el clima laboral: mala comunicación interna, baja satisfacción y motivación laborales. Falta de reconocimiento o apoyo por parte de la dirección. En la tarea de prevención, la empresa tiene una responsabilidad relevante, en el sentido que puede prevenir el estrés basándose en tres ejes, según Martínez Selva:
Elevar la satisfacción laboral, abordando las fuentes de satisfacción y de insatisfacción: condiciones de trabajo, reconocimiento de las tareas, relaciones entre los empleados, posibles conflictos, participación, que el trabajador sea informado y consultado. Evaluar y mejorar el clima laboral, lo que puede incluir las nuevas técnicas de evaluación del personal por competencias, desempeño, objetivos, la conexión entre evaluación y retribución, establecimiento de planes de promoción y de carrera profesional. Aumento de la motivación, con medidas variadas desde una buena comunicación interna, participativa, planes de retribución y compensación.

1-01-2010
Noticias.com

"EL ESTRÉS LABORAL Y FAMILIAR ENFERMAN MÁS A LA MUJER"

Organismos internacionales alertan del aumento de muertes por infarto entre trabajadoras de 35 a 54 años y del trato sanitario desigual. Reunión con  el jefe, presentación, un bocado rápido, media hora de gimnasio, vuelta al trabajo, recoger a los niños, revisar los deberes y bañarlos, preparar la cena y conseguir que se laven los dientes, planchar, recoger la casa... Es la frenética jornada de muchas mujeres que intentan conciliar vida familiar y laboral, pero el ritmo les pasa factura.
«Hasta que no logremos el ideal de la paridad, las enfermedades cardiovasculares y las relacionadas con el estrés y la ansiedad seguirán a la cabeza de las patologías femeninas», explica Mercedes Abizanda, coordinadora del grupo de trabajo  de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, de Atención a la Mujer.   Los estudios mantienen que las mujeres viven más pero también sufren más problemas de salud. Su incorporación al mercado laboral no sólo ha cambiado sus hábitos, sino que también la han incorporado a la lista de enfermedades con las que antes tan sólo se vinculaba a los hombres.

La Sociedad Europea de Cardiología (ESC) lo confirma: mueren más mujeres que hombres por enfermedades cardíacas. Sin embargo, «no reciben el mismo trato que los varones. Los expertos siguen sin percibir el alcance del problema entre las mujeres», comenta Marco Stramba Badiale, uno de los autores del informe que recoge el «European Heart Journal».  La OMS ratifica el dato, ya que un 55 por ciento de mujeres muere a causa de problemas cardiovasculares, frente al 43 por ciento de los varones.

Así, en las últimas dos décadas, también han aumentado los infartos de miocardio en mujeres jóvenes (entre  35 y 54 años), mientras que entre hombres han disminuido. Como explica José Ramón Baneas, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la  Universidad Autónoma de Madrid, «las mujeres enferman y mueren más que los hombres. Pero mientras ellos padecen más problemas coronarios, ellas sufren patologías cerebrovasculares», es decir, ictus.

Otro punto en el  que  coinciden los cardiólogos europeos es que las mujeres reciben un tratamiento diferente al de los hombres y se les prescriben menos medicamentos: «Se las diagnostica peor y les prescriben menos medicamentos que a los hombres a pesar de sufrir un ataque al corazón», subraya otro de los investigadores, el profesor Thomas Lüscher, del Hospital Universitario de Zurich. La doctora Abizanda explica un posible motivo para esta desigualdad y es que «las mujeres enmascaran el  problema cardíaco con otros males como los dolores musculares. Además, a pesar del malestar, nos cuesta ir a urgencias», asegura.

Factores de riesgo
La menopausia se ha convertido en un problema añadido para la mujer. A los 51-52 años «se pierde la protección y se elevan los factores de riesgo. En especial, aumentan las enfermedades relacionadas con la obesidad y el colesterol, aunque el hecho de que ellas sigan trabajando a una edad madura también eleva los niveles de ansiedad, que provocan estrés y depresiones», añade Baneas.

Migrañas, lumbagos y sobre todo la presión laboral atacan cada vez más a las madres que «tienen dos empleos e intentan abarcarlo todo», dice la doctora. Su incorporación al mercado laboral también le ha generado un aumento de los problemas respiratorios, no sólo a las mujeres que trabajan en ambientes con humos (desde el 2 de enero con la ley antitabaco ya no existen), sino también por el elevado número de mujeres fumadoras. Fumar es una acto social y el ama de casa no tenía esta necesidad; pero su búsqueda por la paridad laboral le ha llevado a ello. «Los problemas respiratorios derivados del tabaquismo han incrementado el porcentaje de fallecidas a causa de este vicio», afirma Baneas.

Es difícil parar, pero los médicos creen que es la única solución, a corto plazo, que tienen las mujeres: «Puede ser difícil en determinadas situaciones en las que tu familia depende de ti, pero hay que imponerse», recuerda Abizanda


Más limpiadoras a partir de los 45 años
Las mujeres son las que mejor soportan la crisis, como reflejan los datos de la empresa de trabajo temporal, Randstad. Su directora de Relaciones Institucionales, Beatriz Cordero, asegura que «la situación de necesidad de las mayores de 45 años motiva el incremento de trabajadoras maduras». Su perfil es el de una mujer poco cualificada y que busca labores administrativas o dentro «del sector de la limpieza y de las fábricas», añade Cordero. A partir de esta edad, su implicación familiar es menor y por lo tanto tienen más tiempo para trabajar fuera de casa. «Los empresarios que las contratan buscan sobre todo dedicación, organización e inteligencia emocional».

10/03/2011, La Razón.

"EL ESTRÉS LABORAL DUPLICA EL RIESGO DE ENFERMEDADES"

Contra lo que dice la sabiduría popular, un extenso y detallado estudio realizado por científicos británicos del University College London Medical School muestra que no siempre el trabajo es salud: sus conclusiones indican que el estrés laboral crónico y sostenido eleva a más del doble el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes. Si bien el estrés en el trabajo ya había sido relacionado con enfermedades cardíacas, todavía no se entendía bien por qué. Pero este nuevo estudio, efectuado en 10.308 trabajadores estatales ingleses de entre 35 y 55 años a lo largo de un período de 14 años, indica que hay una relación directa entre el estrés laboral y el síndrome metabólico (SM), que a su vez conduce a la diabetes y enfermedades cardiovasculares. La investigación se publica en la última edición electrónica del British Medical Journal. "Se trata de un trabajo muy serio y completo, que abarca a una gran cantidad de trabajadores públicos que se estudió durante muchos años. Los indicadores son alarmantes, ya que detectaron que más del doble de los empleados estatales bajo estrés laboral sufren de síndrome metabólico, una condición que deriva en problemas cardiovasculares y diabetes", afirmó el doctor Daniel López Rosetti, presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés. Según la Asociación Médica del Corazón de los Estados Unidos, el síndrome metabólico es un cuadro clínico que se evidencia cuando se detectan tres de los cinco factores de riesgo metabólico en un paciente: hipertensión arterial (más de 85 y 130 milímetros de mercurio de mínima y máxima, respectivamente), diabetes tipo 2 (no insulinodependiente, es la más común), aumento del nivel de triglicéridos (grasas sanguíneas), disminución del HDL-colesterol o lipoproteína de alta densidad (colesterol bueno) y obesidad central. El trabajo científico, basado en estudios clínicos y psicológicos, midió el estrés laboral en cuatro oportunidades entre 1985 y 1999. Los componentes del síndrome metabólico, tales como obesidad, hipertensión y altos niveles de colesterol se midieron entre 1997 y 1999. También se tuvieron en cuenta la posición social del empleado y los comportamientos nocivos para la salud, tales como fumar, tomar en exceso y la falta de ejercicio. Los investigadores encontraron una relación directa entre la exposición a un trabajo estresante y el síndrome metabólico, incluso después de ajustar las mediciones con respecto a otros factores de riesgo. Por ejemplo, los hombres con estrés laboral crónico tuvieron el doble de riesgo de desarrollar el síndrome que aquellos que no lo padecían. Las mujeres con estrés laboral crónico también tuvieron más riesgo de padecer el síndrome, aunque su número entre los sujetos investigados fue menor. Tanto hombres como mujeres con los empleos más bajos de la escala social fueron los que más riesgo tuvieron de padecer el síndrome, lo que confirma evidencias previas de que el síndrome tiene un ingrediente social. "El estrés laboral crónico no está relacionado con el nivel de carga laboral, sino con la respuesta individual a ese nivel de carga que tiene una persona -explicó López Rosetti, médico cardiólogo de la Universidad de Buenos Aires-. Es algo similar a lo que ocurre si un mochilero de 90 kilos y otro de 70 cargan unos 30 kilogramos de peso durante una caminata prolongada. Los síntomas de desgaste se van a evidenciar más rápido en el segundo, porque su respuesta individual es menor." Desequilibrio hormonal Las conclusiones a las que arribó el equipo de investigadores ingleses evidenciaron que la exposición prolongada al estrés en el trabajo afecta el sistema nervioso disminuyendo la resistencia biológica y perturbando el balance fisiológico natural del organismo (homeostasis). La asociación entre el síndrome metabólico y la exposición a comportamientos nocivos para la salud fue mayor entre hombres que entre mujeres. Una dieta pobre (sin consumo de frutas y vegetales), fumar, beber en exceso, y la inactividad física fueron todos comportamientos vinculados con más riesgo de padecer este cuadro. "Hay un desequilibrio del sistema nervioso autónomo y del sistema neuroendocrino producto del ascenso de los niveles en sangre de las hormonas del estrés: el cortisol (promueve el aumento de azúcar en sangre y disminuye las defensas frente a agentes infecciosos) y la noradrenalina sanguínea (aumenta la frecuencia cardíaca y la hipertensión arterial)", agregó López Rosetti. De esta manera, según el especialista, verse sometido a un estrés laboral crónico produce la liberación de sustancias proinflamatorias y protrombóticas, que generan isquemias cardíacas, aumentan la coagulación sanguínea y llevan al paciente directamente a insuficiencias, arritmias e infartos cardíacos y a accidentes cerebrovasculares (ACV).

26/01/2006

Noticias.com