En este blog podrán encontrar información referente a un riesgo psicosocial concreto que es el "Estrés laboral", un riesgo que está muy en auge en todos nosotros. Este Blog tiene una total vinculación con el Ciclo Formativo de Grado Superior de "Prevención de Riesgos Profesionales". Por ello, pondrán encontrar diversos materiales; temario, páginas digitales relacionadas, presentaciones de powerpoint, vídeos relacionados, noticias de prensa, etc.
martes, 3 de mayo de 2011
"El Síndrome del Trabajador quemado"
El actual ritmo laboral, cada vez más acelerado, suele provocar periodos
de estrés entre la mayoría de trabajadores. Pero estar estresado
no es lomismo que estar quemado. El burnout, comose denomina
a este síndrome en los países anglosajones, aparece tras un
proceso de agotamiento mental, físico y emocional continuo. Los
expertos advierten de que si no se diagnostica a tiempo suele desencadenar
en una depresión aguda, hasta el punto de forzar la baja
laboral. Las causas de esta enfermedad son una mala organización
empresarial y una inadecuada predisposición del empleado.
La primera vez que se escuchó el
termino burnout fue en 1974, en
boca del psicólogo clínico alemán
Herbert Freudenberger.
Desde entonces, se le han dado
innumerables definiciones a esta
enfermedad, muchas de las cuales
coinciden en tres aspectos
fundamentales: agotamiento
emocional, aislamiento laboral y
vacío existencial, derivado de la
creencia de que el trabajo que
uno hace carece de sentido.
A pesar de que el absentismo
laboral causado por este síndrome
supone un coste elevado para
las empresas, el burnout todavía
no está regulado. Si bien algunos
Tribunales de Justicia ya lo han
reconocido como “enfermedad
profesional”, en la mayoría de casos
“no se suele asociar con el desarrollo
del trabajo”, lamenta la
psicóloga Maribel Novella, profesora
del Máster de Prevención de
Riesgos Laborales de la Universidad
Politécnica de Cataluña.
En su opinión, esta enfermedad
depende mucho de la personalidad
de cada uno, así como de
los aspectos negativos que tenga
que afrontar durante su jornada
laboral. Las personas que potencialmente
pueden desarrollar este
síndrome suelen haber estado
“muy motivadas” al acceder a un
nuevo empleo, y haber ido perdiendo
fuerzas e ilusión al ver “incumplidas
sus expectativas”, explica
Novella. En la mayoría de
casos, por otra parte, los afectados
reconocen haber sido explotados
por su empresa, que no
cumplía con el contrato firmado.
Esto es, precisamente, lo que
le sucedió a E. O., de 29 años, que
recientemente ha recibido el alta
médica después de estar quemado
durante tres meses. Tras pasar
por varios empleos, fue contratado
como ejecutivo de cuentas por
una agencia de publicidad de Barcelona,
“un puesto que llevaba
años deseando”, recuerda.
En su contrato se decía que su
horario era de 9:00 a 14.30 y de
15.30 a 18.30, por lo que percibiría
unos 1.700 euros al mes. Sin
embargo, durante los dos primeros
años no salió casi ningún día
antes de las nueve de la noche.
“Trabajaba 15 horas más a la semana”,
cuenta E. O., que desde
los primeros meses fue consciente
de que “estaba siempre estresado”.
Poco a poco, su motivación
se fue diluyendo. Pero, al ser una
persona “muy exigente” consigo
misma, fue absorbiendo cada
vez más clientes, hasta que un
día cometió un error que dañó la
imagen de la agencia.
Aquel incidente fue su punto
de inflexión. Llegaron las noches
de insomnio en las que no podía
alejar su pensamiento de sus responsabilidades
laborales. “El trabajo
me estaba desquiciando”,
confiesa E. O. Lo cierto es que cada
vez se sentía “más irritado,
frustrado e impotente” por no poder
escapar de aquella desagradable
situación. E. O. recuerda que
se aisló “de todo y de todos”, hasta
que una tarde sufrió “un colapso
físico y anímico”, que le obligó
a acudir a su médico de cabecera
primero y más tarde a un psicólogo,
del que todavía es paciente.
E. O. sigue trabajando en las
mismas condiciones, pero su situación
personal ya no es la misma.
“Lo único que ha cambiado
he sido yo, mi forma de concebir
mis responsabilidades”. Ahora,
sólo espera encontrar otro trabajo
que le permita desarrollar sus
aptitudes sin perjudicar su salud.
La historia de E. O. refleja el
drama que padece el 15% de los
trabajadores, sobre todo en los
sectores de servicios, sanidad y
educación, según varios estudios
académicos.
Para hacer frente a este síndrome,
los expertos en recursos
humanos recomiendan a las empresas
invertir en cursos de formación
preventiva. El Deutsche
Bank, por ejemplo, hace muchos
años que “se apoya en profesionales
de la psicología para crear un
entorno de trabajo que impida la
aparición de este síndrome”, afirma
su responsable de Formación,
Carles Lombart.
En el caso de esta entidad financiera,
el apoyo lo han encontrado
en el Instituto de Formación
Avanzada (Infova), que imparte
cursos a unas 8.000 personas
cada año, el 50% de los cuales
están relacionados con este síndrome.
“Lo primero que han de
saber los directivos es que el burnout
no es el problema, sino una
posible consecuencia de su modelo
de gestión”, afirma su director
general, Gonzalo Martínez.
Para crear un ambiente laboral
saludable, continúa Martínez,
“es imprescindible mejorar la comunicación
interna”, así como
“clarificar los roles y las responsabilidades”.
En este sentido, “la formación
no debe ser una acción aislada,
sino un proceso con varias
metodologías”, con sesiones de seguimiento
que pueden durar hasta
seis meses, explica este experto.
Pero los empleados también
han de poner de su parte. “Hay
que trabajar con ellos la queja y
el victimismo, que son la antesala
del quemado”, afirma el director
general de Infova. Lombart,
por su parte, destaca lo “gratificante”
que resulta escuchar a los
empleados que pasan por estos
cursos, donde aprenden a mejorar
su capacidad para abordar
los problemas que el mundo laboral
les genera.
BORJA VILASECA
El País, Domingo 2 de julio de 2006.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario